Fue el sonido de la puerta del baño al cerrarse lo que marcó el comienzo del momento esperado durante toda la cena.
Hasta entonces sólo miradas de lujuria que conversaban lascivas por encima de los platos, los alimentos y la incómoda presencia de la mujer que no quería entender esos juegos.
El ruido del agua escupida desde el grifo y el choque de la vajilla en el fregadero eran los cómplices perfectos para los actos de dos gatos silenciosos que evitan ruidos delatores ante los oídos de madera, los oídos del papel higiénico, los oídos del jabón lavanda.
Demasiado tiempo perdido intentando disimular el nerviosismo por no saber cuándo llegaría la oportunidad esperada... Él saltó de la silla y en el eterno camino de metro y medio soltó su correa y preparó su capullo por encima del pantalón casi a la vez que ponía tu vestido un palmo y medio por encima de los riñones dejando a sus ojos deleitarse con la visión de tus nalgas cortadas por el tanga granate.
Agarró con cada mano los costados de ese minúsculo color y estiró hacia arriba hasta enredar sus uñas en tus pezones y la polla y los huevos tan pegados a ti que puedes notar sus pelos. Pelirrojos…
Los pezones, el agua, las uñas, el estropajo, los huevos en tu culo, los vasos, la polla, los restos de comida pegada en los platos.
Media vuelta y las lenguas se enzarzan en una pelea de salivas y chupadas de dientes, paladares, dientes, muelas, dientes, labios. Labios no. Más adentro.
La mano del dedo anular izquierdo juega con su orificio y la mano derecha sube y baja a lo largo de su polla en rápidos viajes. Antes de que explote sabes parar y sólo con la punta de la lengua dibujas suaves círculos en la punta de su capullo.
Totalmente deshecho sólo tiene manos para tus pechos y dedos para pellizcar los pezones armados de dureza...
El ruido de la cisterna es la señal instantánea para volver a colocar de manera rápida cada prenda en su sitio y cada cuerpo en su lugar. La puerta se abre y el estropajo vuelve con sus raspaduras a separar la comida del plato. Mientras terminas la fregatina, ellos intercambian el humo de sendos cigarros.
Uno intentando en bajar en tiempo record la temperatura de la sangre que enrojece la cara y la otra, ajena a que la protagonista de la masturbación cuando caiga vencida por el sueño, serás tú...
Enrique Villareal, "El Drogas" de Barricada se despacha a gusto en este relato que ha incluido en la primera antología de cuentos escritos por roqueros que se publica en España: SIMPATÍA POR EL RELATO,(Drakul Ediciones), que hoy hemos presentado con algunos de sus protagonistas:
Carlos Pina (Radio 3 y PANZER), Juan Abarca (MAMÁ LADILLA), Agnes (LILITH), Kike Suárez (KIKE BABAS Y LA DESBANDADA), Antonio YESCA, Eduardo García (LUTER) y Daniel Sancet (INSOLENZIA), a los que han acompañado los culpables del delito, los escritores amantes del rock, Patxi Irurzun y Esteban Gutiérrez "Baco".
Pero hay más: Julián Hernández de SINIESTRO, Rubén y Leiva de PEREZA, Kutxi Romero de MAREA... e incluso éste que os escribe quien, como todos los anteriores, se dejó liar para esta historia por dos razones: por la gente que participa y por el fin para el que se ha hecho.
Todo que se venda del disco irá a parar a dos organizaciones no gubernamentales humanitarias: un comedor social de Pamplona y la Asociación para la Cooperación con el Pueblo Saharaui "Río de Oro" de Fuenlabrada (Madrid).
Nosotros te proponemos que nos escribas tu propio microrrelato, con menos de 70 palabras, entre las que tienes que incluir sexo, drogas, rock&roll y boniato, de forma no consecutiva. Los mejores recibirán una FLAMANTE CAMISETA DE CARNE CRUDA…
También queremos pedirte que nos recomiendes otros libros de roqueros o biografías, para completar una biblioteca musical…
Sigue el post aquí: http://blogs.rtve.es/carnecruda/2010/11/18/simpatia-el-relato
Y escucha el programa aquí
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