Una buena manera de reconciliarse con los Estados Unidos de América es leer a muchos de sus escritores, quizás porque nos dan una visión real de ese país, radicalmente distinta a la de sus películas o sus agencias de información. Escritores que retratan en sus libros el reverso del sueño americano, la America de los trabajadores, los emigrantes, los perdedores cuando perder es una forma de ganar, de conservar la dignidad. Hemingway, Salinger, Bukowski, Steinbeck, Fante... Como si cuando la mentira, la estupidez, el fanatismo se generalizara las excepciones brillaran con un fulgor especial. Dave Alvin y "Los malos tiempos ya han quedado atrás" sigue la estela de todos esos grandes escritores, sus versos nos cuentan historias de carretera, de bares, de desiertos, de clubes de rocanrol... Recuerdos infantiles cuando todavía se podían oler los naranjales, y los sindicalistas (el padre de Dave Alvin lo era) aún peleaban duro. Historias de descubrimientos juveniles, la música, las chicas... Sexo en pensiones baratas. Tiendas de campaña en el desierto. Spiderman en las reservas indias. Versos sin métrica ni rima, descriptivos, obviamente influidos por Bukowski, a quien el autor dedica el poema que a todos los que adoramos al viejo indecente nos gustaría haber escrito para explicar qué sentimos cuando lo descubrimos. Gracias por tus versos Hank. Gracias también a ti por los tuyos, Dave.
Patxi Irurzun
Dave Alvin ha formado parte de bandas como The Blasters, X y The Knitters y ha editado siete discos en solitario. Guitarrista, cantante, compositor, productor y escritor, está considerado una de las principales figuras del movimiento musical denominado americana. Habitual de la escena punk de Los Ángeles en la década de los ochenta, su acercamiento al folk le ha llevado a ganar el Grammy al mejor álbum de música tradicional del año 2001. La expresividad de su música ha sido reclamada por directores de cine como Walter Hill, Allison Anders, John Waters y Robert Rodríguez
Ediciones Gamuza Azul, Bilbao, 2002
Los bares de Long Beach
Los bares de Long Beach
son viejos y están cansados
pero todavía responden cuando se les provoca
como a un viejo sparring
Los bares de Long Beach se extienden en largas líneas rectas
de neones cubiertos de polvo desde el centro
como las luces de navidad
tras la barra
que se colgaron en el 61
y ya no se quitaron
En los bares de Long Beach
hay camareros que han escuchado
todas las historias cien veces
pero que se alegrarán de volver a oírlas
mientras en la gramola no suene nada posterior a
1965.
Los bares de Long Beach
son de acabados ásperos,
necesitan una mano de pintura
como la ex-prostituta al cohólica
que nunca olvida un nombre
pero es incapaz de recordar
una cara.
Los bares de Long Beach
descansan en esquinas tranquilas
sin molestar a nadie
como los tíos en su interior
que ven el partido de football
preguntándose por qué
no son ellos los que salen por la tele,
podían haber sido ellos
¿sabes?
Los bares de Long Beach
están repletos de antiguos amantes
y besos borrachos,
borrachos como la canción de amor
que canta
el tío que acaba de caer redondo en el lavabo.
Puedes conseguir un polvo allí
pero no significará nada
y a algunos les gusta eso
de los bares de Long Beach
Puedes emborracharte
cuanto queiras,
jurar amistad eterna
al desconocido que está a tu lado
mientras te habla de su camión
a parcado en Signal Hill,
a ti no te importa su camión
ni él
y a él no el importas tú
y al algunos les gusta eso
de los bares de Long Beach
Allí puedes discutir.
Allí puedes pelear.
Allí puedes matar o ser matado
pero nadie te lo echará en cara
mientras sirva para
una buena historia que contar
cuando estás bebiendo
en los bares de Long Beach.
La polka del cuervo
Estaba borracho, borracho, borracho
aquella tarde.
No borracho
como los sábados por la noche
cuando ponía sus discos de polkas
a todo volumen en el equipo de música
y bailaba en la sala
en calzoncillos y camiseta,
cantando en polaco.
No borracho, borracho
como cuando quebró la empresa
y quería que todos supieran
que había estado ent odas partes
y que había hecho de todo
y que toda la gente
y todas las cosas eran una mierda.
No,
estaba borracho, borracho, borracho
aquella tarde
y el jardín de la entrada estaba lleno de cuervos
y el odiaba los cuervos.
Así que cogió su escopeta alemana
y despedazó a uno de los cuervos.
Los vecinos
salieron de sus casas
y se los quitó de encima a empujones
porque estaba boracho, borracho, borracho
y además todo era una mierda.
Uno de ellos dijo que no era un cuervo lo que había matado
sino una paloma
Y UNA MIERDA
dijo él.
Volvió a entrar en casa
y se sentó a la mesa de la cocina
con su medio vacía botella de litro y medio de vodka
y la escopeta en su regazo.
Entonces bebió hasta estar borracho, borracho, borracho
y perdió el conocimiento
mientras los cuervos volvían
al jardín de la entrada.
Ottia, Patxi. Muy buenos los X, disco producido por Ray Manzarek, pero no sabía nada de este Alvin.
ResponderEliminarMurders